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jueves, 4 de noviembre de 2010

Descubren el fósil de la serpiente prehistórica más grande hallada hasta ahora


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Los restos de la mayor serpiente del mundo, descubiertos en el norte de Colombia, han arrojado luz sobre el clima y el entorno en el que vivió hace 60 millones de años este reptil del tamaño de un autobús En la imagen, serie de vértebras y costillas de la serpiente gigante Titanoboa cerrejonensis hallada por un equipo de científicos en la mina de carbón de Cerrejón (Colombia) (Foto:Ray Carson)
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Los restos de la mayor serpiente del mundo, descubiertos en el norte de Colombia, han arrojado luz sobre el clima y el entorno en el que vivió hace 60 millones de años este reptil del tamaño de un autobús. En la imagen, dibujo que recrea la Titanoboa cerrejonensis (Foto: Jason Bourque)
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En la imagen, vista de una vértebra de ejemplar adulto de anaconda comparada con una vértebra del fósil de la serpiente gigante Titanoboa cerrejonensis hallado por un equipo de científicos en la mina de carbón de Cerrejón (Colombia)



David Realpe Cabrera
Ingenieria Ambiental
I Semestre

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Investigadores describen una nueva especie de dirosáurido que habitó América del Sur

El pequeño 'Cerrejonisuchu improcerus' pertenecía a una familia de reptiles emparentados con los cocodrilos que se extinguió hace 45 millones de años.
 
Un año después de haber presentado evidencia de la serpiente más grande conocida hasta el momento, el grupo de investigadores que trabaja en el análisis de los fósiles extraídos de la mina colombiana de Cerrejón, acaba de publicar los resultados de su más reciente descubrimiento. Esta vez se trata de la descripción de una nueva especie de dirosáurido, una familia de reptiles marinos poco documentada en América del Sur, y que los investigadores han bautizado como Cerrejonisuchu improcerus o "pequeño cocodrilo de Cerrejón", que además debió servirle como alimento a la gran Titanoboa cerrejonensis

De acuerdo con los autores, cuyos resultados fueron publicados el pasado 28 de enero en la versión electrónica de la revista Journal of Vertebrate Paleontology, este pariente de los cocodrilos vivió hace 60 millones de años. Si bien la presencia de especies de dirosáuridos es bien conocida en África, Asia, Europa y América del Norte, hasta el momento únicamente cuatro localidades de América del Sur (Brasil, Argentina y dos en Bolivia) habían desvelado fósiles de estos reptiles ya extintos, y poco se sabe sobre su diversidad en esta área del continente.  

Alexander Hastings, de la Universidad de Florida (Estados Unidos) y autor principal del estudio, explicó a DiCYT que lo que diferencia al Cerrejonisuchu improcerus de otros dirosáuridos y le concede el título de nueva especie es que tiene un hocico mucho más corto en relación con el resto de su cabeza, y que incluso en su fase adulta era relativamente pequeño.

"Esto es importante desde el punto ecológico porque significa que el animal tenía un papel distinto al del resto de los miembros de su familia dentro del ecosistema. Su tamaño le permitía tener una fuente rica de alimentos (ranas, lagartos y mamíferos pequeños) que no habría sido suficiente para un cocodrilo más grande", dice el investigador.

Con sólo dos metros de longitud, la nueva especie es considerada como la más pequeña de la familia de los dirosáuridos, que llegaban a superar los cinco metros. De allí que los investigadores piensen que el Cerrejonisuchu habría sido una presa fácil para un animal como la Titanoboa, que medía 13 metros de largo y pesaba más de 1000 kilogramos. Los investigadores han encontrado fósiles de ambas especies juntos, además de que entre sus parientes modernos está documentado que las anacondas del Amazonas se alimentan de caimanes.

Desventaja evolutiva

Hace 100 millones de años, los dirosáuridos se separaron de la rama evolutiva que eventualmente generó a las familias modernas de caimanes y cocodrilos. Si bien sobrevivieron a la gran extinción que terminó con los dinosaurios hace 65 millones de años, al final también desaparecieron sin que nadie sepa en realidad las verdaderas razones. Los investigadores sospechan que las causas pueden estar en la competencia por recursos con los eusuquios, que abarcan a los cocodrilos actuales y a sus antepasados directos.

"Los dirosáuridos se ganaron la vida a duras penas hasta que terminó el Eoceno, pero al final los eusuquios ganaron", señala Hastings. "Se cree que las significativas diferencias en la columna vertebral tienen que haber tenido un papel relevante en su extinción. Los dirosáuridos tienen una columna vertebral superficialmente cóncava, mientras que los cocodrilos tienen una articulación de rótula entre cada vértebra. Esto los provee de una columna flexible y firme al mismo tiempo, lo que les dio la ventaja que necesitaban".

Tras la publicación en febrero de 2009 de la descripción de la Titanoboa cerrejonensis, otro grupo de investigadores que, al igual que ahora, incluía a científicos de la Universidad de Florida y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá, dieron a conocer la primera evidencia fósil de un bosque neotropical, también a partir de fósiles hallados en la mina de carbón de Cerrejón, ubicada en la península de La Guajira, al noreste de Colombia.

Además de los especímenes recuperados de Cerrejonisuchu improcerus, los investigadores tienen pendiente el análisis de otros 10 individuos de estos antepasados de los cocodrilos de entre los que, según Hastings, podrían salir otras especies desconocidas hasta ahora.

"Los fósiles recuperados en la mina nos están dando un primer vistazo de los bosques tropicales, tal y como los conocemos hoy en día. Cerrejón constituye una de esas raras oportunidades en las que se puede aprender muchísimo acerca de la historia de los trópicos y cómo se formaron los inmensamente diversos ecosistemas de América del Sur", concluyó el investigador.

 
JORGE DARIO DUQUE ING. AMBIENTAL

ENCUENTRAN FÓSIL DE MASTODONTE EN COLOMBIA

PUBENZA, Colombia, (Reuters) .-María Páramo y su grupo de asistentes escarban paciente y cuidadosamente con espátulas un bloque de barro que limpian repetidamente con brochas para recuperar los huesos fosilizados de un mastodonte hallado en el centro de Colombia.
Se trata del más reciente descubrimiento paleontológico en este país sudamericano con pocos restos de fósiles, si se compara con otras naciones, a pesar de que se le considera un territorio rico para las investigaciones.
El mastodonte tiene una antigüedad de 17 mil años y fue hallado cerca al municipio de Tocaima, 75 kilómetros al suroeste de Bogotá, en medio de capas del terciario con restos de tortugas semiacuáticas y cocodrilos con una data de 30 millones de años.
"A nivel científico la importancia del hallazgo es que nos da información sobre el comportamiento de estos animales, que probablemente andaban en manada", dijo Páramo, geóloga de la Universidad Nacional de Colombia y con estudios en paleontología en la Universidad de Poitier, en Francia.
La investigadora, de 44 años, recordó que en la misma zona y cerca al sitio en donde se hallaron los restos del mastodonte, al parecer juvenil, se encontraron en 1973 las osamentas fosilizadas de dos animales adultos de la misma especie.
HALLAZGOS ACCIDENTALES DE CAMPESINOS
Adicionalmente, en la búsqueda se encontró una herramienta primitiva, que de acuerdo con Páramo demuestra la presencia del hombre en esa época, un indicio de que probablemente cazaba mastodontes, un extinto grupo de mamíferos que precedieron a los elefantes y que se alimentan de hierbas.
En la zona en donde se encontraron los restos, decenas de campesinos extraen en forma artesanal yeso y en medio de esas labores han encontrado fósiles de animales prehistóricos que algunos guardan en su casas.
El principal interés de los investigadores es el cráneo del mastodonte, para establecer su proceso de evolución.
"La riqueza de esta zona no es solamente la de estos sedimentos que tiene el mastodonte. Esta zona tiene rocas desde el cretácico hasta el reciente. En el cretácico se han encontrado también fósiles de peces, en el terciario se han encontrado tortugas y cocodrilos en sedimentos de pantano”.
"La zona es muy rica en cuanto a diferentes períodos", dijo la paleontóloga en medio de un sofocante calor, mientras se protegía del sol bajo un improvisado techo de lona que también cubría los fósiles.
Páramo reconoció que en Colombia falta mucho por hacer en investigaciones paleontológicas, incluyendo la clasificación de los fósiles de los mastodontes encontrados en otras regiones como la costa norte y las zonas montañosas del noreste y suroeste del país.
"Parece que los mastodontes se pasearon bastante por Colombia", dijo la investigadora quien reveló que la idea es armar los fósiles encontrados en una vieja estación ferroviaria de la zona que funcionará como museo.
"Los fósiles son los que nos dicen como ha evolucionado este mundo y por qué estamos todos los que estamos".
                                                                                 
                   


INGENIERIA AMBIENTAL
NOMBRE: JUAN DAVID PEREZ NIEVA


martes, 2 de noviembre de 2010

EL FOSIL COCODRILOFORME HALLADO EN COLOMBIA

EE.UU. (Agencias)-  Un remoto antecesor de los cocodrilos que vivió hace sesenta millones de años en el norte de Colombia fue una de las presas de la mayor serpiente del mundo, la ‘Titanoboa Cerrejonensis’, según un equipo de paleontólogos estadounidenses.

Los investigadores de la Universidad de Florida, que describen su hallazgo en el último número del ‘Journal of Vertebrate Paleontology’, descubrieron fósiles de la nueva especie en ‘El Cerrejón’, una de las mayores minas de carbón a cielo abierto del mundo, donde fueron encontrados restos de la Titanoboa, una enorme serpiente de 14 metros de largo y 1,25 toneladas de peso.

Su estudio es el primero que describe un fósil cocodriloforme en esa zona. Una presa fácil para la serpiente
Los especímenes estudiados indican que la especie, bautizada ‘Cerrejonisuchus improcerus’, sólo alcanzaba los seis o siete pies de largo (entre 1,83 y 2,13 metros), lo que la convertía en una presa fácil para la descomunal serpiente. 

El ‘Cerrejonisuchus improcerus’, antecesor de los cocodrilos, medía unos dos metros.Su pequeño tamaño fue “toda una sorpresa” en comparación con los reptiles gigantes que vivían durante la época del Cretáceo Tardío, señaló el paleontólogo Alex Hastings, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Florida.
Aunque el ‘Cerrejonisuchus’ no está directamente relacionado con los cocodrilos modernos, desempeñó un importante papel en la evolución temprana de los ecosistemas de la selva tropical suramericana, según el paleontólogo Jonathan Bloch.

Está claro que este nuevo fósil formaba parte de la cadena alimentaria, como depredador y como presa”, afirmó Bloch, quien dirigió las expediciones a Cerrejón junto con el paleobotánico Carlos Jaramillo, del ‘Smithsonian Tropical Research Institute’ de Panamá. Según Bloch, “en la actualidad las serpientes gigantes se nutren de cocodrílidos y no es descabellado decir que el ‘Cerrejonisuchus’ fue un alimento frecuente para la Titanoboa”, ya que los fósiles de ambas especies han sido hallados unos al lado de otro. Familia de los dirosáuridos
El ‘Cerrejonisuchus improcerus’ es el miembro más pequeño de los dirosáuridos, una familia de cocodrilomorfos hoy extinta. Los dirosáuridos medían unos 5 metros y medio y tenían hocicos en forma de pinza para capturar peces. 

Los dirosáuridos desaparecieron hace unos 45 millones de años.Pero el hocico del ‘Cerrejonisuchus era mucho más corto’, lo que según los científicos indica que su dieta era mucho más variada e incluía seguramente ranas, lagartos, serpientes pequeñas y posiblemente mamíferos.
Esto revela un nivel inesperado de diversidad entre los dirosáuridos, cuya evolución es más compleja de lo que se creía, según los investigadores.
Los dirosáuridos se escindieron de la rama de la que descienden las familias actuales de caimanes y cocodrilos hace más de cien millones de años. Sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios pero finalmente desaparecieron hace unos 45 millones de años.

La mayoría de los dirosáuridos han sido hallados en África, aunque también vivieron en otros lugares del mundo. Hasta ahora sólo se había encontrado un cráneo de dirosáurido en Suramérica, según el estudio.
Los científicos pensaban que los dirosáuridos se diversificaron en el Paleógeno, el periodo de tiempo que siguió a la extinción masiva de los dinosaurios, pero este estudio refuerza la hipótesis de que su diversificación ya se había producido antes.